Los hábitos son muy importantes en la primera etapa de la infancia, pues se incorporan a la personalidad, se consolidan y permanecen hasta llegar a la edad adulta; éstos crean destrezas, habilidades, repercuten en la salud, el bienestar y el desarrollo sucesivo del niño.
Para crear un hábito pueden realizar estas acciones:
• Una rutina: establecer el lugar, la hora y los elementos que necesitamos, por ejemplo, si quieres que tu hijo lave sus dientes: define el lugar (el baño), la hora (7:00 a.m., 3:00 p.m., 7:00 p.m.) y los elementos (vaso, cepillo, etc.).
• Estructurar la rutina: practicar continuamente las actividades señaladas y no saltar ningún horario ya establecido. Ejemplo: es fundamental que se lave los dientes 3 veces al día sin saltar ningún horario. Si es necesario, pueden ayudarse de una tabla que permita ir marcando los horarios cumplidos, esto además de llevar un control, le ayudará a tu hijo a trabajar bajo objetivos.
• Explicar la rutina: platicar y comentar con tus hijos la importancia de la rutina, es tan vital como la creación de la misma. Deben saber el propósito de lo que hace y las consecuencias de hacerlo o no.
Los hábitos ayudan a elevar la autoestima, fomentan la autonomía y la estabilidad en los niños. Definir un hábito es definir la vida adulta. Existen muchos que puedes impulsar en tus hijos, cómo de higiene, cultural o social, por ejemplo: cuidar el ambiente, separar la basura, leer, jugar, seguir aprendiendo, respeto al trabajo del otro, respetar los semáforos, etc.